Arde París
El Mayo Francés arranca con una gigantesca insurrección juvenil
Así se inició el mes que sacudiría a Francia y al mundo2: en el exterior de la Sorbona se reúnen entonces en grupos dispersos, los estudiantes que habían asistido a la detención de sus dirigentes. De repente, ante el paso de un vehículo policial, un estudiante anónimo grita: "liberen a nuestros compañeros". El grito es retomado, los jóvenes se reagrupan, la consigna no cesa: "liberen a nuestros compañeros". Una manifestación se organiza y la policía trata de dispersarla, algunos adoquines vuelan contra la prepotencia represiva. Rápidamente, los manifestantes son más de dos mil; a los universitarios se suman chicos secundarios, jóvenes trabajadores e incluso transeúntes del Barrio Latino.
En lo alto de la avenida central -el boulevard Saint Michel- un camión blindado de la policía se detiene. Los uniformados descienden para ayudar a un policía que había sido aislado de la tropa por los estudiantes. Ahora, el sonido de la explosión de bombas lacrimógenas es continuo y la atmósfera irrespirable. Una foto en la prensa ilustra mejor que cualquier otra cosa lo que fue esa manifestación: los muchachos se ocupaban de levantar una precaria barricada; bajo el brazo todavía llevaban... sus libros de estudio. Aun con refuerzos y con una violencia cada vez mayor, a la policía no le resulta fácil quebrar la movilización. No es sino a las diez y media de la noche que, según la consagrada fórmula, "el orden es restablecido". Restan centenares de heridos, seiscientos detenidos. El rector de la universidad anuncia que los cursos quedan suspendidos en la Sorbona.3
Un nuevo dato queda instalado en el escenario político: la enorme combatividad de los estudiantes y la juventud que enfrentaron con enorme resolución, y organizándose de improviso, a la represión policial. La Unef convoca a organizar el repudio a la represión policial y al cierre de la Sorbona. En el Congreso de la Unef de Lyon, en julio de 1967, se había aprobado una campaña de manifestaciones en todo el país contra la política educacional del gobierno y los ataques a las conquistas de los trabajadores. En marzo del '68, los militantes del Comité de Enlace de Estudiantes Revolucionarios (lambertismo) enfrentaron, en una asamblea general, la línea de pasividad de la dirección socialdemócrata y del stalinismo. La Unef reacciona a la represión del vienes 3 y llama a la población a participar masivamente en la manifestación que prepara para el lunes 6 de mayo - al mismo tiempo que invita a los sindicatos obreros y de profesores. La gran gesta del '68 estaba en marcha con la consigna "liberen a nuestros compañeros".
A la calle
Los jóvenes se lanzan a la calle desde muy temprano en la mañana de ese lunes 6. Al mediodía son ya más de diez mil. En las calles se delibera y se discute. La organización de los jóvenes maoístas (UJCML) tenía previsto un acto para esa hora: llama a concurrir a los barrios obreros para buscar la solidaridad; no hay que encerrarse, dicen, en el Barrio Latino. Se impone de hecho la línea opuesta y nadie se va: "la Sorbona es nuestra", cantan los estudiantes movilizados en las proximidades del edificio cercado por los uniformados.
Se forma una columna que parte a recorrer en manifestación las calles centrales de la capital francesa y regresa al punto de partida donde se producen los primeros enfrentamientos con la policía: es la primera batalla del día, en la cual los estudiantes harán retroceder muchas veces a la policía. A las seis de la tarde se agrupan ya 30.000 jóvenes y no sólo universitarios: se suman los secundarios, algunos jóvenes obreros y muchachos de los barrios.
El choque con la policía durará hasta la medianoche. Se levantan las primeras barricadas: coches incendiados, adoquines como arma y como parapeto, cadenas de estudiantes que abastecen de adoquines a los tiradores de primera línea... muestran la decisión de lucha. Entre los estudiantes circulan impresos con recomendaciones sobre cómo resistir los gases y métodos para enfrentar a la policía. La combatividad es enorme.4 El balance de esta jornada: 1150 heridos, entre los cuales una parte importante corresponde a los cuerpos represivos (más de trescientos). La situación ya conmueve a Francia entera y en diversas provincias se plantean manifestaciones y enfrentamientos semejantes a los de París. No es sólo la continuación de lo acontecido el viernes 3 cuando, por primera vez los estudiantes toman las calles de la capital. Ahora mantienen sus posiciones: "ya no es la reacción a las disposiciones represivas de la policía, es el comienzo de una contraofensiva", afirma un dirigente del lambertismo.5
Al día siguiente los estudiantes doblan la apuesta: la Unef y las organizaciones estudiantiles proponen volver a la calle. Ahora son entre 50 y 60.000 los estudiantes que se congregan. De nuevo el objetivo es la Sorbona. El cortejo en marcha alcanza los primeros piquetes de policía, mucho más numerosa que el día anterior. ¿Qué hacer? La gran masa inicia entonces lo que será la "larga marcha": treinta kilómetros recorridos por todo París, atravesando los barrios populares, cruzando los puentes del Sena y desembocando en la más simbólica de las avenidas burguesas de Francia: los Campos Elíseos. La Internacional resonará con vigor en el mundialmente conocido Arco de Triunfo.6
Stalinismo, impasse
La novedad ahora es que los aparatos sindicales, en primerísimo lugar la CGT (Confederación General del Trabajo), dirigida por el stalinismo, intentan intervenir. Hasta el momento habían ignorado la movilización estudiantil. Un famoso artículo del secretario general del PC, aparecido el mismísimo 3 de mayo, repudiaba al movimiento estudiantil iniciado en Nanterre con la excusa de que con sus "provocaciones" había llevado al cierre de la Universidad, dirigido por "falsos revolucionarios que hay que desenmascarar ya que, objetivamente, están sirviendo a los intereses del poder gaullista y de los grandes monopolios capitalistas".7 Pero el PC se reorienta y pasa a denunciar la represión y a proclamar la solidaridad con los estudiantes movilizados. Sin embargo, su propósito de buscar una brecha para encaramarse sobre la ascendente movilización, en la tentativa de quebrarla desde adentro, fracasará.
El 8 de mayo, por convocatoria de la Unef, se reúnen en un acto común dirigentes de la CGT y otras organizaciones sindicales. La proclamada solidaridad es nada más que de palabra, no compromete ninguna acción concreta. En la manifestación que sigue al acto, el aparato de "seguridad" del PC asume el control y se interpone entre los estudiantes y la policía a fin de evitar cualquier incidente. Los diarios del día siguiente destacarán el hecho: el PC se presenta ante el poder como un factor de control para negociar una salida, marginando a la vanguardia estudiantil radicalizada. El gobierno aprovecha para anunciar que la Sorbona no se reabrirá hasta que cese la agitación estudiantil.
El movimiento parece ingresar en una impasse. El 9 de mayo es un día sin grandes acontecimientos. Todo el activismo discute cómo seguir, mientras no cede el cerrojo de los represores sobre la Sorbona. En un acto convocado ese día por la JCR, trotskistas "mandelistas",8 el líder "anarquista" más reconocido, Daniel Cohn Bendit, llama a mantener la presión con las movilizaciones callejeras. Bendit, desde el principio, había repudiado cualquier tentativa de acción común con las organizaciones sindicales. Los trotskistas "lambertistas" que acaban de fundar la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) critican el planteo y lanzan la consigna de 500.000 trabajadores y estudiantes en el Barrio Latino, por un frente de las organizaciones obreras y estudiantiles para derrotar a la represión.
La noche de las barricadas
El 10 de mayo es el punto culminante de la primera fase del Mayo Francés. Es la noche de las barricadas, cuando la heroica resistencia de los estudiantes que toman el Barrio Latino se transforma en el punto de partida de una nueva etapa de la movilización, que involucrará al proletariado francés en su conjunto. Desde la tarde, los estudiantes vuelven a concentrarse. Otra vez, comienzan a marchar decenas de miles. La novedad es la enorme masa de secundarios que se integra en la multitud. La policía bloquea a los manifestantes el cruce de los puentes hacia el centro de la ciudad y custodia la Sorbona. Otra vez, ¿qué hacer? "La policía no ataca. La indecisión reinante en la manifestación se convierte de golpe en una decisión concreta: si no se puede retomar la Sorbona, se ocupará el Barrio Latino; si la policía rodea a la Sorbona, la manifestación rodeará a la policía".9 Los estudiantes se lanzan a la ocupación general del Barrio Latino y son más de 30.000 los que en la noche organizan barricadas y se pertrechan en las calles.
La FER concluye a medianoche un acto convocado días antes: hacia las doce de la noche y, marchando con 1.500 compañeros, se dirige al Barrio Latino. Es para expresar que consideran una aventura la ocupación. Llevan una gran pancarta que insiste: la tarea es militar por reunir medio millón de manifestantes en el Barrio Latino, para que quebrar así el operativo represivo. Transformarán este planteo en un ultimátum y acaban por replegarse. Luego de llamar a no confundir a las organizaciones sindicales con sus aparatos dirigentes, planteando la acción común de trabajadores y estudiantes, confunden el impulso masivo de la juventud radicalizada con la falta de perspectiva y la política aventurera de los líderes estudiantiles más reconocidos. Se retiran del Barrio Latino cuando la gran batalla está por comenzar y el Mayo Francés ingresa en una nueva etapa.
"A las 2:15 de la madrugada, un cohete luminoso da la señal de ataque y la masa de policías concentrados se lanzan a la conquista de las barricadas. Cascos, escudos, fusiles, porras, granadas lacrimógenas, una masa azul y negra que desencadena su brutalidad... La virulencia del ataque no tiene punto de comparación en la historia de la Francia contemporánea. Pero la resistencia es muy superior a la esperada. Cada barricada va a representar un auténtico combate. Varias veces van a intentar ocuparlas y varias veces van a ser rechazados... Los heridos van a abundar por ambas partes. Incendios de automóviles, gases y bombas de humo, ulular de sirenas, ambulancias, detenidos, aporreados hasta la inconsciencia, la furia desencadenada de la represión... El asalto a una barricada en la que ondea una bandera con el lema: ‘Viva la Comuna del 10 de mayo' reaviva la memoria adormecida, el recuerdo de otras jornadas gloriosas. La solidaridad popular no se hace esperar. Desde esa misma noche, desde las ventanas de los edificios colindantes a las barricadas los vecinos lanzan todo tipo de proyectiles contra la policía, elementos de protección para los manifestantes y dan refugio a los que buscan cobijo... A las seis de la mañana, tras cerca de cuatro horas de combate, los estudiantes se repliegan. La masa azul y negra se ensaña con los últimos rezagados y toma posesión de las barricadas... Efímero y triste triunfo, inútil triunfo que tan sólo durará unas horas más. La crisis política que las barricadas han producido va a obligar al Gobierno a retroceder".10
Equipo Cuarenta Aniversario
1. Ver nota anterior "Abril, de Nanterre a París", en Prensa Obrera Nº 1.033, 17/4/08.
2. El relato de la movilización del 3 de mayo es de Francois De Massot en La Greve General (mai/jun, 1968), Ed. Informations Ouvrieres, París, 1969.
3. La descripción sigue la narración de F. De Massot, op. cit.
4. La narración de esta jornada es de Vidal Villa, José María: Mayo 1968, Ed. Bruguera, Madrid, 1978.
5. De Massot, op cit.,
6. Ver Vidal Villa, op cit.
7. George Marchais en L'Humanité, 3 de mayo 1968.
8. Por el nombre de su dirigente más conocido, Ernst Mandel.
9. Vidal Villa, op. cit.
10. Idem.
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