sábado, 17 de mayo de 2008

Historia del Mayo Francés parte 3.

Un millón en las calles, comienza la huelga general

Mayo 1968

La noche de las barricadas del viernes 10 de mayo, de la que diéramos cuenta en la entrega anterior, tuvo un impacto extraordinario en toda Francia. En un estado de conmoción nacional, las principales organizaciones sindicales (la CGT, dirigida por el stalinismo; la CFDT, de origen clerical; y FO, dominada por la burocracia socialista) convocaron a una huelga general de 24 horas para el lunes siguiente. Poco antes de medianoche, el primer ministro Georges Pompidou intentó calmar la situación cediendo a varios reclamos. Ordenó el retiro de la policía del Barrio Latino y la reapertura de la Sorbona, y dice que iba a “reconsiderar” la situación de los estudiantes detenidos. Durante el fin de semana se produjeron manifestaciones espontáneas de protesta en el Barrio Latino y en los alrededores de la Sorbona.

El lunes 13 los trabajadores llegan a sus lugares de trabajo y se reúnen en asambleas. Se discute la situación y la convocatoria a la manifestación prevista para la tarde, en repudio a la represión. En la planta de Renault, en Boulogne-Billancourt - la fábrica automotriz más grande de Europa, con más de 20.000 obreros- la burocracia sindical del stalinismo reparte panfletos a los trabajadores pidiendo "unidad y calma", y advirtiendo sobre la actitud de "provocadores".

En los alrededores de la fábrica, afiches pegados por la CGT denuncian a grupos trotskistas, maoístas y anarquistas de pretender infiltrarse en la clase obrera al amparo de la policía. Cerca de las 7 de la mañana, cuando llegan los grupos de militantes trotskistas a piquetear su periódico, grupos de la burocracia intentan impedirlo y se producen forcejeos. El "servicio de orden" de la CGT pretende evitar que militantes de la FER (lambertistas) se dirijan a los trabajadores reunidos en asamblea. Ante el reclamo de los presentes deben dejarlos hablar y uno de sus dirigentes llama a la lucha unificada y a la marcha de la tarde. Los burócratas de las distintas centrales insisten en advertir sobre la acción de "provocadores". El clima es de tensión y de movilización. Se canta La Internacional dentro de la fábrica por primera vez en veinte años. La situación se repite en otras plantas industriales y barriadas.

Hacia el mediodía, la ciudad está completamente paralizada. La huelga ha sido convocada con escasa anticipación y ni siquiera es "legal" (el régimen gaullista requería anunciar los paros con cinco días de antelación), pero el estado de ánimo de las masas es de lucha. Todas las fuerzas se dirigen a la manifestación. No se ven autobuses ni coches en las calles, las cuales están completamente en manos de las masas. Tampoco hay policías a la vista. La convocatoria es impresionante: un millón de manifestantes ocupan las calles de París, una marea humana extraordinaria. Piqueteadores de los periódicos de todos los grupos políticos desafían la resolución tomada por las organizaciones sindicales, que establecía que sólo podría venderse el material de los grupos convocantes. Están las banderas de la Jeunesse Communiste Revolutionaire (mandelistas) y la FER (lambertistas), la Ujcml y "Servir au Peuple" (maoístas). La columna estudiantil es inmensa: el movimiento "22 de marzo", la Federación estudiantil, los sindicatos docentes, los estudiantes secundarios de los liceos. Hay decenas de columnas sindicales: empleados públicos, docentes, bancarios, metalúrgicos, ferroviarios, empleados del subterráneo. Todo el mundo parece estar ahí.

Paris de rojo

Las organizaciones convocantes a la manifestación habían acordado concentrarse por separado en distintos lugares para luego confluir en la Plaza de la República y de allí marchar al Barrio Latino, hasta la plaza Denfert-Rochereau. La burocracia sindical y el PCF no quieren, bajo ningún punto de vista, que confluyan las columnas obreras con las estudiantiles, a pesar de que había sido convocada como una movilización conjunta.

Cerca de las cuatro y media de la tarde, la columna de estudiantes y docentes, de casi 100.000 personas, finalmente sale de la Plaza de la República. Recién entonces avanzan las columnas sindicales. Algunos grupos estudiantiles intentan infiltrarse en las columnas de la CGT: algunos lo logran, otros son frenados por el aparato de "seguridad" del stalinismo. Se impone el canto de La Internacional y la bandera roja flamea en todas partes: "la manifestación del 13 de mayo se impone como una de las más importantes que haya conocido Francia en toda su historia"1.

Cuando las columnas llegan a la Plaza Denfert-Rochereau, el punto de destino de la manifestación, la CGT se apresura a organizar la "desconcentración". El movimiento "22 de marzo" había llamado a estudiantes y obreros a concentrarse en el Champ-de-Mars (a los pies de la torre Eiffel). Aparecen entonces por todas partes los encargados de la seguridad del PCF y la CGT (según algún cronista, son miles), que cierran el paso a las columnas obreras y llaman a desconcentrar. Los que llaman a continuar movilizados son acusados de "provocadores". La mayoría de los trabajadores sigue la directiva de la burocracia y se desconcentra; otros protestan, algunos se suman a las columnas que siguen movilizadas. "La masa estudiantil, por su parte, se dirige al Champ-de-Mars, donde se celebra un mitin en el que se plantea la continuidad del movimiento: se adopta una decisión que va a crear una situación nueva: se ocupará indefinidamente la Sorbona"2 (ver aparte).

La clase obrera entra en escena

Para el stalinismo, la acción del 13 de mayo debía ser un paro aislado de 24 horas. Pero otra vez se verá superado por los acontecimientos. En la mañana del martes 14, los 2.800 obreros de la fábrica Sud-Aviation, en la ciudad de Nantes, plantean una serie de reivindicaciones inmediatas y, ante el rechazo de la patronal, deciden ocupar la fábrica y se declaran en huelga indefinida. El gerente es retenido en su oficina. Al anochecer del 14, una bandera roja flamea sobre la fábrica3.

La mayoría de los periódicos intentan restar importancia al hecho. Le Monde dice que "al estilo de los estudiantes, los obreros de Sud-Aviation ocupan la planta de Nantes". Pero el movimiento se extiende: el miércoles, hacen lo mismo los trabajadores de la fábrica Renault-Cleon. El jueves 16, a iniciativa de los trabajadores más jóvenes y combativos, se ocupa un taller en la ya mencionada Renault de Boulogne-Billancourt. Al día siguiente dicha fábrica es ocupada por sus trabajadores.

Ante la extensión de las ocupaciones de fábrica, la CGT (dirigida por el PCF) decide que "aceptará las decisiones de las bases". Al no poder dirigir el movimiento, busca evitar que se vuelva en su contra. Pretende limitarlo a una serie de "reivindicaciones" tales como aumento salarial, reducción de jornada laboral, cambios en la edad jubilatoria, etc.
Al mismo tiempo, continúa la campaña contra los "provocadores" y los "ultraizquierdistas". Cuando, al mediodía del viernes 17 de mayo, llega a la Sorbona la noticia de la ocupación de la planta de Renault, los estudiantes que mantienen ocupada la universidad deciden lanzar una marcha sobre la fábrica para expresar la solidaridad. Entonces, aparecen miles de volantes de la CGT que desaconsejan la movilización. "Nos oponemos a toda iniciativa precipitada" -dice el volante de la burocracia- "que pueda comprometer nuestro movimiento y facilitar una provocación que conduzca a una intervención gubernamental"4. A pesar del volante, más de 2 mil manifestantes se movilizan hasta la planta, sin que les sea permitido ingresar.

"Todo es posible"

Pero el movimiento sigue en ascenso. Miles, decenas de miles, luego millones de obreros van a la huelga. "Esto es significativo" -dice un investigador académico sin simpatías con la revolución- "porque modifica la interpretación común de mayo de 1968 como una revuelta juvenil"5. El lunes 20, más de cinco millones de trabajadores están en huelga en la metalurgia, los transportes, las comunicaciones, la educación, las finanzas. En barriadas industriales como Argenteuil o Bezons, la huelga "crece masivamente". En cuestión de días, la huelga indefinida se extiende a toda Francia. "La paralización del país será un hecho: desde los transportes, hasta los servicios, pasando por la producción, todas las actividades en Francia serán suspendidas"6. Desde la huelga general de 1936 que Francia no vivía una situación semejante.

Equipo Cuarenta Aniversario

(1) F. de Massot, La greve generale. Mai-Juin 1968.
(2) José María Vidal Villa, Mayo 68, Bruguera, Barcelona, 1978
(3) F. de Massot; idem
(4) José María Vidal Villa; idem
(5) Michael Seidman, "Workers in a Repressive Society of Seductions: Parisian Metallurgists in May-June 1968", en French Historical Studies, 18:1, 1993.
(6) idem

Prensa Obrera Nº1037

Historia del Mayo Francés parte 2.

Arde París

El Mayo Francés arranca con una gigantesca insurrección juvenil

Viernes 3 de mayo, alrededor de las cuatro de la tarde. Importantes contingentes de la policía rodean la Sorbona. En el interior de la vieja universidad, alrededor de 400 militantes estudiantiles, miembros de la UNEF (federación nacional universitaria) y de diversas organizaciones políticas acaban de concretar un acto de protesta contra el cierre de la Facultad de Nanterre1 y contra las amenazas de expulsión a siete de sus compañeros -convocados a "declarar" ante el Consejo de la Universidad, "imputados" por los "desórdenes" que obligaron a aquella clausura. La militancia estudiantil plantea, además, defender la Sorbona contra el ataque anunciado del grupo fascista "Occidente", que había declarado que procedería a "limpiar" el Barrio Latino (sede de la universidad) de los "gusanos bolcheviques". Ante el pedido formal del rector, la policía ingresa en la casa de estudios y rodea a los estudiantes que, en notoria inferioridad de condiciones, no pueden resistir. La policía arresta a los principales cuadros del movimiento estudiantil. Hacia las 19 horas todo parecía acabado. En realidad, era el comienzo de todo.

Mayo 1968Así se inició el mes que sacudiría a Francia y al mundo2: en el exterior de la Sorbona se reúnen entonces en grupos dispersos, los estudiantes que habían asistido a la detención de sus dirigentes. De repente, ante el paso de un vehículo policial, un estudiante anónimo grita: "liberen a nuestros compañeros". El grito es retomado, los jóvenes se reagrupan, la consigna no cesa: "liberen a nuestros compañeros". Una manifestación se organiza y la policía trata de dispersarla, algunos adoquines vuelan contra la prepotencia represiva. Rápidamente, los manifestantes son más de dos mil; a los universitarios se suman chicos secundarios, jóvenes trabajadores e incluso transeúntes del Barrio Latino.

En lo alto de la avenida central -el boulevard Saint Michel- un camión blindado de la policía se detiene. Los uniformados descienden para ayudar a un policía que había sido aislado de la tropa por los estudiantes. Ahora, el sonido de la explosión de bombas lacrimógenas es continuo y la atmósfera irrespirable. Una foto en la prensa ilustra mejor que cualquier otra cosa lo que fue esa manifestación: los muchachos se ocupaban de levantar una precaria barricada; bajo el brazo todavía llevaban... sus libros de estudio. Aun con refuerzos y con una violencia cada vez mayor, a la policía no le resulta fácil quebrar la movilización. No es sino a las diez y media de la noche que, según la consagrada fórmula, "el orden es restablecido". Restan centenares de heridos, seiscientos detenidos. El rector de la universidad anuncia que los cursos quedan suspendidos en la Sorbona.3

Un nuevo dato queda instalado en el escenario político: la enorme combatividad de los estudiantes y la juventud que enfrentaron con enorme resolución, y organizándose de improviso, a la represión policial. La Unef convoca a organizar el repudio a la represión policial y al cierre de la Sorbona. En el Congreso de la Unef de Lyon, en julio de 1967, se había aprobado una campaña de manifestaciones en todo el país contra la política educacional del gobierno y los ataques a las conquistas de los trabajadores. En marzo del '68, los militantes del Comité de Enlace de Estudiantes Revolucionarios (lambertismo) enfrentaron, en una asamblea general, la línea de pasividad de la dirección socialdemócrata y del stalinismo. La Unef reacciona a la represión del vienes 3 y llama a la población a participar masivamente en la manifestación que prepara para el lunes 6 de mayo - al mismo tiempo que invita a los sindicatos obreros y de profesores. La gran gesta del '68 estaba en marcha con la consigna "liberen a nuestros compañeros".

A la calle

Los jóvenes se lanzan a la calle desde muy temprano en la mañana de ese lunes 6. Al mediodía son ya más de diez mil. En las calles se delibera y se discute. La organización de los jóvenes maoístas (UJCML) tenía previsto un acto para esa hora: llama a concurrir a los barrios obreros para buscar la solidaridad; no hay que encerrarse, dicen, en el Barrio Latino. Se impone de hecho la línea opuesta y nadie se va: "la Sorbona es nuestra", cantan los estudiantes movilizados en las proximidades del edificio cercado por los uniformados.

Se forma una columna que parte a recorrer en manifestación las calles centrales de la capital francesa y regresa al punto de partida donde se producen los primeros enfrentamientos con la policía: es la primera batalla del día, en la cual los estudiantes harán retroceder muchas veces a la policía. A las seis de la tarde se agrupan ya 30.000 jóvenes y no sólo universitarios: se suman los secundarios, algunos jóvenes obreros y muchachos de los barrios.

El choque con la policía durará hasta la medianoche. Se levantan las primeras barricadas: coches incendiados, adoquines como arma y como parapeto, cadenas de estudiantes que abastecen de adoquines a los tiradores de primera línea... muestran la decisión de lucha. Entre los estudiantes circulan impresos con recomendaciones sobre cómo resistir los gases y métodos para enfrentar a la policía. La combatividad es enorme.4 El balance de esta jornada: 1150 heridos, entre los cuales una parte importante corresponde a los cuerpos represivos (más de trescientos). La situación ya conmueve a Francia entera y en diversas provincias se plantean manifestaciones y enfrentamientos semejantes a los de París. No es sólo la continuación de lo acontecido el viernes 3 cuando, por primera vez los estudiantes toman las calles de la capital. Ahora mantienen sus posiciones: "ya no es la reacción a las disposiciones represivas de la policía, es el comienzo de una contraofensiva", afirma un dirigente del lambertismo.5

Al día siguiente los estudiantes doblan la apuesta: la Unef y las organizaciones estudiantiles proponen volver a la calle. Ahora son entre 50 y 60.000 los estudiantes que se congregan. De nuevo el objetivo es la Sorbona. El cortejo en marcha alcanza los primeros piquetes de policía, mucho más numerosa que el día anterior. ¿Qué hacer? La gran masa inicia entonces lo que será la "larga marcha": treinta kilómetros recorridos por todo París, atravesando los barrios populares, cruzando los puentes del Sena y desembocando en la más simbólica de las avenidas burguesas de Francia: los Campos Elíseos. La Internacional resonará con vigor en el mundialmente conocido Arco de Triunfo.6

Stalinismo, impasse

La novedad ahora es que los aparatos sindicales, en primerísimo lugar la CGT (Confederación General del Trabajo), dirigida por el stalinismo, intentan intervenir. Hasta el momento habían ignorado la movilización estudiantil. Un famoso artículo del secretario general del PC, aparecido el mismísimo 3 de mayo, repudiaba al movimiento estudiantil iniciado en Nanterre con la excusa de que con sus "provocaciones" había llevado al cierre de la Universidad, dirigido por "falsos revolucionarios que hay que desenmascarar ya que, objetivamente, están sirviendo a los intereses del poder gaullista y de los grandes monopolios capitalistas".7 Pero el PC se reorienta y pasa a denunciar la represión y a proclamar la solidaridad con los estudiantes movilizados. Sin embargo, su propósito de buscar una brecha para encaramarse sobre la ascendente movilización, en la tentativa de quebrarla desde adentro, fracasará.

El 8 de mayo, por convocatoria de la Unef, se reúnen en un acto común dirigentes de la CGT y otras organizaciones sindicales. La proclamada solidaridad es nada más que de palabra, no compromete ninguna acción concreta. En la manifestación que sigue al acto, el aparato de "seguridad" del PC asume el control y se interpone entre los estudiantes y la policía a fin de evitar cualquier incidente. Los diarios del día siguiente destacarán el hecho: el PC se presenta ante el poder como un factor de control para negociar una salida, marginando a la vanguardia estudiantil radicalizada. El gobierno aprovecha para anunciar que la Sorbona no se reabrirá hasta que cese la agitación estudiantil.

El movimiento parece ingresar en una impasse. El 9 de mayo es un día sin grandes acontecimientos. Todo el activismo discute cómo seguir, mientras no cede el cerrojo de los represores sobre la Sorbona. En un acto convocado ese día por la JCR, trotskistas "mandelistas",8 el líder "anarquista" más reconocido, Daniel Cohn Bendit, llama a mantener la presión con las movilizaciones callejeras. Bendit, desde el principio, había repudiado cualquier tentativa de acción común con las organizaciones sindicales. Los trotskistas "lambertistas" que acaban de fundar la Federación de Estudiantes Revolucionarios (FER) critican el planteo y lanzan la consigna de 500.000 trabajadores y estudiantes en el Barrio Latino, por un frente de las organizaciones obreras y estudiantiles para derrotar a la represión.

La noche de las barricadas

El 10 de mayo es el punto culminante de la primera fase del Mayo Francés. Es la noche de las barricadas, cuando la heroica resistencia de los estudiantes que toman el Barrio Latino se transforma en el punto de partida de una nueva etapa de la movilización, que involucrará al proletariado francés en su conjunto. Desde la tarde, los estudiantes vuelven a concentrarse. Otra vez, comienzan a marchar decenas de miles. La novedad es la enorme masa de secundarios que se integra en la multitud. La policía bloquea a los manifestantes el cruce de los puentes hacia el centro de la ciudad y custodia la Sorbona. Otra vez, ¿qué hacer? "La policía no ataca. La indecisión reinante en la manifestación se convierte de golpe en una decisión concreta: si no se puede retomar la Sorbona, se ocupará el Barrio Latino; si la policía rodea a la Sorbona, la manifestación rodeará a la policía".9 Los estudiantes se lanzan a la ocupación general del Barrio Latino y son más de 30.000 los que en la noche organizan barricadas y se pertrechan en las calles.

La FER concluye a medianoche un acto convocado días antes: hacia las doce de la noche y, marchando con 1.500 compañeros, se dirige al Barrio Latino. Es para expresar que consideran una aventura la ocupación. Llevan una gran pancarta que insiste: la tarea es militar por reunir medio millón de manifestantes en el Barrio Latino, para que quebrar así el operativo represivo. Transformarán este planteo en un ultimátum y acaban por replegarse. Luego de llamar a no confundir a las organizaciones sindicales con sus aparatos dirigentes, planteando la acción común de trabajadores y estudiantes, confunden el impulso masivo de la juventud radicalizada con la falta de perspectiva y la política aventurera de los líderes estudiantiles más reconocidos. Se retiran del Barrio Latino cuando la gran batalla está por comenzar y el Mayo Francés ingresa en una nueva etapa.

"A las 2:15 de la madrugada, un cohete luminoso da la señal de ataque y la masa de policías concentrados se lanzan a la conquista de las barricadas. Cascos, escudos, fusiles, porras, granadas lacrimógenas, una masa azul y negra que desencadena su brutalidad... La virulencia del ataque no tiene punto de comparación en la historia de la Francia contemporánea. Pero la resistencia es muy superior a la esperada. Cada barricada va a representar un auténtico combate. Varias veces van a intentar ocuparlas y varias veces van a ser rechazados... Los heridos van a abundar por ambas partes. Incendios de automóviles, gases y bombas de humo, ulular de sirenas, ambulancias, detenidos, aporreados hasta la inconsciencia, la furia desencadenada de la represión... El asalto a una barricada en la que ondea una bandera con el lema: ‘Viva la Comuna del 10 de mayo' reaviva la memoria adormecida, el recuerdo de otras jornadas gloriosas. La solidaridad popular no se hace esperar. Desde esa misma noche, desde las ventanas de los edificios colindantes a las barricadas los vecinos lanzan todo tipo de proyectiles contra la policía, elementos de protección para los manifestantes y dan refugio a los que buscan cobijo... A las seis de la mañana, tras cerca de cuatro horas de combate, los estudiantes se repliegan. La masa azul y negra se ensaña con los últimos rezagados y toma posesión de las barricadas... Efímero y triste triunfo, inútil triunfo que tan sólo durará unas horas más. La crisis política que las barricadas han producido va a obligar al Gobierno a retroceder".10

Equipo Cuarenta Aniversario

1. Ver nota anterior "Abril, de Nanterre a París", en Prensa Obrera Nº 1.033, 17/4/08.

2. El relato de la movilización del 3 de mayo es de Francois De Massot en La Greve General (mai/jun, 1968), Ed. Informations Ouvrieres, París, 1969.

3. La descripción sigue la narración de F. De Massot, op. cit.

4. La narración de esta jornada es de Vidal Villa, José María: Mayo 1968, Ed. Bruguera, Madrid, 1978.

5. De Massot, op cit.,

6. Ver Vidal Villa, op cit.

7. George Marchais en L'Humanité, 3 de mayo 1968.

8. Por el nombre de su dirigente más conocido, Ernst Mandel.

9. Vidal Villa, op. cit.

10. Idem.

Prensa Obrera Nº1036

A 40 años del mayo francés.La historia de este movimiento.

Me pareció interesante presentar un grupo de notas sobre la historia del Mayo Francés desde una perspectiva de clase (no simplemente desde el idealismo o las notas "progres" que hablan de una revolución de las libertades sin tener en cuenta que realmente se estaba disputando -mediante a la lucha de clases-el destino revolucionario de Francia como también el del mundo, que abrió una etapa de rebeliones contra el imperialismo y el stalinismo).
Las consignas de la unión obrero-estudiantil y de las juventudes combativas siguen vigentes y es por eso que el Mayo Francés no fue un episodio aislado sino que fue un ataque a la estructura del sistema capitalista.Por eso una frase celebre de este episodio fue "no le pongas parches, la estructura esta podrida".

En las vísperas

La ocupación de las instalaciones de la Universidad de Nanterre, el 22 de marzo de 1968, fue el punto de partida inmediato del Mayo francés.1 En abril, la movilización crecería sistemáticamente y acabaría por desbordar los estrechos límites del suburbio parisino para convertirse en mayo en un levantamiento de la clase obrera y la juventud.

Nanterre era la "punta del iceberg". En numerosas ciudades de Francia, a lo largo de todo el año 1967, el movimiento estudiantil se había manifestado contra los planes limitacionistas del gobierno para la enseñanza superior. En enero de 1968, una movilización en Caen había reunido a miles de jóvenes estudiantes y obreros, en defensa de numerosos conflictos por condiciones de trabajo.2 Para el 29 de marzo se convocó en Nanterre una nueva "toma" para discutir los siguientes temas: el capitalismo en el ‘68 y las luchas obreras; la universidad y universidad crítica; la lucha antiimperialista, los países del Este y las luchas obreras y estudiantiles en ellos. "Lo significativo, lo subversivo, era tanto la temática como el método de acción: discusión en pequeños grupos, asambleas generales, boicot a los exámenes parciales y a las clases magistrales. La ocupación de locales, la negación de la autoridad, era algo que la dirección académica de Nanterre no podía permitir. El decano, alegando que ‘un grupo de estudiantes irresponsables desde hace unos días perturban los cursos y los exámenes y practican métodos guerrilleros en la Facultad', decide cerrarla hasta nuevo aviso".3
Entre el 22 y el 29 de marzo se fueron sumando numerosos estudiantes a los ciento cuarenta y dos firmantes que protagonizaron la primera ocupación. Toda la Facultad estaba implicada, a favor o en contra. Los muros comienzan a hablar: "Profesores, sois viejos, vuestra cultura también"; "El fascismo al basurero de la historia"; "Dejadnos vivir". Panfletos, discusiones, carteles... toda la Facultad en ebullición. Algo nuevo había pasado: "esos estudiantes, que no se adscriben a ninguna organización política conocida, constituyen un elemento explosivo en un medio muy sensible", afirma Le Monde del 30 de marzo. El cierre de la Facultad no impide la celebración del mitin previsto. Su organización es superior a todas las conocidas hasta entonces. Ante la amenaza del grupo fascista "Occident" de atacar la Facultad, se establece un servicio de orden estudiantil de quinientos militantes. El 29 se celebra la asamblea y los días 1 y 2 de abril son jornadas de discusión generalizada en la Facultad. Los "ciento cuarenta y dos" que lanzaron la ocupación 22 de marzo eran ya mil doscientos en el mitin del 2 de abril. Para alivio de las autoridades académicas, las vacaciones de Semana Santa introdujeron un aparente paréntesis en la agitación estudiantil.
Pero con la reapertura de las facultades, el 18 de abril, el movimiento retoma toda su fuerza. Cuando el 13 de abril se conoce que el líder de los combativos estudiantes alemanes, Rudy Dutchske, había sufrido un atentado en Berlín, diversas organizaciones políticas y el Movimiento 22 de Marzo llaman a una manifestación de protesta. Unos cinco mil estudiantes siguen la consigna y se produce una manifestación combativa por el centro de Paris, en dirección a la Embajada alemana. El Gobierno, que hasta entonces no había enviado a la policía contra las manifestaciones estudiantiles, ordena cargar. Es el primer choque. La policía podía ser resistida. Poco a poco, esta idea iría recorriendo su camino entre numerosos estudiantes. El ejemplo de la solidaridad con Rudy consolidaría una nueva actitud ante el poder: resistencia y, si es preciso, ataque. Ni las vacaciones, ni la policía, ni el cierre de facultades habían logrado frenar un movimiento estudiantil de tipo nuevo que, desde Nanterre, se iba extendiendo al resto de la Universidad parisina y otros lugares de Francia.4
Una suerte de doble poder estudiantil dominó la deliberación colectiva en Nanterre. El 25 de abril, la juventud del PC -que reclamaba la normalización de las actividades y criticaba a los grupos "ultraizquierdistas"- convoca a un acto para que hable Pierre Juquin, ex profesor y diputado del PC: "no pudo pronunciar ni una palabra y tuvo que escapar por una salida de emergencia", luego de que la sala en la cual se encontraba fuera invadida por activistas y organizaciones estudiantiles maoístas y trotskistas.5 Era la primera vez que el stalinismo era puesto a la fuga.
El cuerpo de profesores se dividió entre quienes reclamaban al rector la intervención policial, una minoría que apoyaba a los estudiantes y los elementos vacilantes que pretendían algunas concesiones mínimas para retomar la normalidad de los cursos. Pero las autoridades académicas deciden pasar a la ofensiva: anuncian que ocho estudiantes de Nanterre deben ser juzgados por el ‘Consejo de la Universidad', con la intención de expulsarlos. Se fija la fecha: 6 de mayo de 1968. Pero antes, el 2 de mayo, los estudiantes habían convocado a una "jornada antiimperialista" y organizan la seguridad, colocando las instalaciones bajo su propio control. A las 8 de la noche, el rector de Nanterre anuncia que la universidad cierra hasta nuevo aviso. Nanterre es un hervidero de estudiantes, se discuten nuevas iniciativas y se crean comisiones para organizar la solidaridad con Nanterre: "su primer objetivo, los obreros inmigrados que habitan en los suburbios próximos a la universidad. El movimiento empieza a salir de su cascarón. La lucha en la Facultad empieza a ganar la calle. Hay que trasladarla a Paris. Unánimemente se convoca un mitin de protesta contra el cierre de Nanterre, en la Sorbona, en pleno Barrio Latino, a las doce horas del día siguiente: el 3 de mayo...".6
Allí comenzará entonces otra historia.


1. Revista La Verité, Nº 543, Paris, abril 1969.
2. Ver "Así arrancó..." en Prensa Obrera Nº 1030, 27/3/2008
3. José Vidal Villa; Mayo 1968, Ed. Bruguera, Madrid, 1978.
4. Idem anterior.
5. Crouzet, Francois, "A University Besieged: Nanterre 1967 -1969", Political Science Quarterly, vol 84, Nº 2 junio 1969.
6. José Vidal Villa, Op. cit.

Equipo Cuarenta Aniversario

1. Revista "La Verité", N 543, Paris, abril 1969

2. ver "Así arrancó..." en Prensa Obrera 1030, 27/3/2008

3. José Vidal Villa; "Mayo 1968", Ed. Bruguera, Madrid, 1978

4. Idem anterior

5. Crouzet, Francois, "A University Besieged: Nanterre 1967 -1969"; Political Science Quarterly, vol 84, Nº 2 junio 1969

6. José Vidal Villa, Op. cit.

Prensa Obrera Nº1033